Ryan (2004:115) explica en su libro que siempre que se intenta definir el fenómeno de la inmersión en un mundo virtual, se impone la metáfora de la lectura:
"Cuando [los usuarios] entran en el mundo virtual, la profundidad de su grado de compromiso varía continuamente hasta que cruzan el umbral de la inmersión. A partir de ese momento, el mundo virtual los absorbe, del mismo modo que lo hace un libro.
La cuestión no es si el mundo creado es tan real como el mundo físico, sino si el mundo creado es tan real como para suspender nuestra incredulidad durante un determinado tiempo. Es la misma transposición mental que tiene lugar cuando nos quedamos atrapados en una buena novela o en un juego de ordenador" (Pimentel y Texeira, Virtual Reality: pág. 15).
Parafraseando a Ryan (2004) podemos encontrar cuatro grados de inmersión en la lectura:
- Concentración: exige mucha concentración. Suelen ser obras difíciles y los lectores están expuestos a numerosos estímulos y distracciones.
- Implicación imaginativa: el lector se mete en la lectura pero en todo momento mantiene una actitud crítica y cierto distanciamiento. No sólo le interesa la historia sino que también el lenguaje y apariencia externa.
- Encantamiento: el lector se mete hasta tal punto en la narración que pierde el sentido de la crítica y los demás puntos de vista. No pone objeciones al lenguaje ni a la estética. Sin embargo, el lector sigue teniendo conciencia de que es una historia no real y que por lo tanto no hay nada que temer.
- Adicción: se divide en dos fases; a) el lector busca escapar de la realidad pero no puede encontrar encontrar su lugar dentro del mundo textual, ya que su actitud es demasiado compulsiva y atraviesa muy rápido el contexto y b) el lector pierde la capacidad de distinguir entre mundo real y de ficción, lo que la autora llama síndrome de Don Quijote.
Por lo que vemos, cada lector y cada lectura narrativa nos lleva a uno u otro nivel. No sólo depende de la lectura sino de nuestra capacidad y predisposición. Muchas veces oímos la expresión la realidad está a un paso de la ficción, sin embargo, podemos decir que la realidad y la ficción son una, sólo depende de los ojos con que lo miremos y de nuestra capacidad de inmersión en una lectura determinada.
Existen diferentes tipos de inmersión en función del tipo de narración. "Mientras que la inmersión espacial y la inmersión espaciotemporal nos invitan a ralentizar el ritmo de lectura y a veces incluso a releer algún pasaje para seguir disfrutando de una escena en particular, la inmersión puramente temporal nos incita a recorrer el texto a toda velocidad en busca del maravilloso estado de omnisciencia retrospectiva. La inmersión temporar es el ansia del lector por el conocimiento que le espera al final del tiempo narrativo". (Ryan, 2004: 174). Es decir, la inmersión temporal es el suspense, lo que mantiene al lector intrigado y con ansias de conocer lo que va sucediendo a lo largo y final de la narración.
En cuanto a la narración virtual, Ryan dice que "tal y como entiendo yo el término, es un medio para representar acontecimientos que se resisten a la realidad que esperamos del lenguaje en general y al discurso narrativo en particular" (2004:200). Vivimos un Zeitgeist concreto, con un lenguaje determinado, unas costumbres arraigadas, en general, con una verdad. Sin embargo, la narración real, verdadera, puede darse tanto en un discurso narrativo de ficción como de no ficción, ya que los hechos pueden ser narrados de manera totalmente real y el lector puede meterse e identificarse con esa realidad en todo momento. "El modo de narración virtual resalta la perspectiva dual mediante su habilidad única para filtrar el mundo reflejado a través del medio reflectante" (Ryan, 2004:204).
El profesor Roberto Aparici en una de las clases nos hablaba y recomendaba el libro "Si una noche de invierno un viajero" de Italo Calvino. Me ha llamado mucho la atención la sinopsis e idea central del libro. Ryan también hace mención a dicha lectura: "la desorientación del lector y sus intentos por encontrar su camino en un mundo extraño quedan reflejados dentro del mismo mundo de ficción mediante una narración virtual que reproduce la formación de las imágenes en la mente del lector" (2004:205). Es un libro de estructura no-lineal que deja volar la imaginación del lector.
Hace poco he visto un corto sobre un hombre que construye un mundo holográfico para la mujer que ama. El director de cine Bruce Branit fue galardonado por dicho vídeo donde crea un mundo dentro de una realidad virtual. Es un claro ejemplo de inmersión (en este caso visual) dentro de una historia, de un mundo virtual.
Bibliografía
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